Cuando el volumen es constante (proceso isocórico) la presión que ejerce un gas es directamente proporcional a la temperatura (figura 4). Esta relación suele atribuirse a Gay – Lussac y microscópicamente se puede explicar si se tiene en cuenta que al aumentar la temperatura las moléculas del gas se mueven más rápidamente y por tanto aumenta el número de choques contra las paredes, aumentando así la presión, ya que el recipiente es de paredes fijas y su volumen no cambia al tratarse de un proceso isocórico. El número de moléculas N en el recipiente es constante.